#FFdA nº6


Seis meses después volvemos de nuevo con un “Finde Fondo de Armario” o #FFdA, concretamente la sexta edición y también la sexta vez que me enrolo en esta genial idea brindada por l’amic Birraire, que muy resumidamente y para quien no sepa de lo que hablo no deja de ser una excusa como cualquier otra para desempolvar esas cervezas que por la razón que sea han ido quedando apartadas en lo más oscuro de nuestro “armario cervecero” envejeciendo sus atributos para nuestro posterior gozo.


A continuación tenéis las dos cervezas que he elegido para esta vez: una inglesa y una nórdica.

Y empiezo por esta última, una colaboración entre la noruega Haandbryggeriet y la sueca Närkellamada Unionöl que ya pude probar de barril en 2012 en aquella velada mítica en el Drunk Monk en la que se celebró el primer aniversario de Zombier. En aquella ocasión reconozco que no me terminó de entusiasmar pese a tener una combinación de ingredientes tan prometedora y particular como malta de Gotlands, miel, arándano rojo y enebro provenientes de ambos países. La botella, cumpliendo con lo pedido por Joan, llevaba casi dos años en barbecho, más por respeto que por olvido, pero el pasado fin de semana, fresco y sobretodo lluvioso en Valencia, fue el momento idóneo para darle salida.


Servida en copa posee un atractivo color ébano coronado por una espuma beige que cuesta de formar y que se deshace con mucha facilidad. En nariz es muy rica en matices y también muy particular, ofreciendo por encima de todo un intenso recuerdo a miel, así como melaza y también algarroba, acompañado por un ligero recuerdo a bayas (pero no arándanos, sino más bien alguna fruta del bosque más oscura), y hacia el final ofrece un punto ahumado y a turba. En boca es tremendamente peculiar, siendo las protagonistas esas notas ahumadas y a turba, muy intensas, además de recuerdos a miel pero no tan dulce como esperaba en nariz, todo ello cortado por una ligera acidez cítrica que esta vez sí recuerda a frutos rojos, además de un punto a madera y un recuerdo como amargo y vegetal que no termino de encasillar y que intuyo se deberá al enebro. En definitiva, una cerveza muy interesante y rica en matices que he disfrutado más que en su momento la versión de barril, aunque nos he de reconocer que termina cansando pese a ser mucho más fluida de lo que aparenta la lectura de estas notas, y con esos 8,5% de alcohol muy bien escondidos.

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La segunda cerveza también llevaba aproximadamente dos años guardada en la bodega y se trata de la Fuller’s Brewers Reserve nº4, hasta el momento la última de esta serie de cervezas envejecidas en diferentes barricas lanzada por la cervecera de Chiswick. Ha estado un total de 365 días en barrica de Armagnac, un tipo de destilado de vino blanco seco producido en el suroeste de Francia, concretamente perteneciente a la casa Comte de Lauvia. Una cerveza de esas que en un día de lluvia apetece tomar frente a una buena lumbre y con un buen libro entre manos, así que a ello nos dispusimos… ;-).


En este caso posee un aspecto ambarino oscuro con reflejos granates y violáceos, coronados por una espuma beige que no tarda en bajar hasta dejar un fino anillo. En nariz recuerda a una barley wine contundente, con un torrente de notas dulzonas y de fruta confitada, toffee, membrillo, orejones y pasas, y también un punto a pera y también un curioso punto a melón, además de las esperables notas licorosas y a destilado. Muy sugerente y rica en matices, sin duda. Ya en boca entra en primer lugar con mucha fruta, nuevamente pera dulce y manzana al horno, con un final astringente y más fresco que recuerda a vermut de vino blanco, madera, apareciendo notas a uva blanca, seca y ligeramente ácida, también algo de brandy y frutos secos como almendra. Final nada empalagoso, carbonatación y alcohol muy bien integrados en el conjunto dando como resultado una cerveza complejísima en matices y más fácil de tomar de lo que apunta tanta fruta, tanto dulzor y tanto alcohol gracias a ese punto de acidez y astringencia. Muy, muy rica y también muy recomendable.

Y hasta aquí mi particular 6º #FFdA, que disfruté muy mucho entre el crepitar y la calidez de las brasas de mi querida lumbre, bien alejado del mundanal ruido de la ciudad, y con la única compañía de los pinos, la lluvia, alguna que otra salamanquesa y por supuesto de la Reina Lúpula y mi querida Lluna, la perrita, no el satélite ;). ¡Gracias por la excusa, Joan!

Salut!