Frikicata en La Boutique #03.


Siguiendo con la serie de las “Frikicatas” organizadas en La Boutique de la Cerveza, y tras haber faltado a su cita en diciembre por razones que ahora no vienen al caso, hace unas semanas nos juntamos unos cuantos amigos con el único pretexto de disfrutar de una nueva velada alrededor de unas cuantas cervezas especiales.

Pero el hecho de faltar a su cita en diciembre no iba a significar que no fuésemos a disfrutar de esas cervezas de temporada tan particulares, así que con el mes de enero bien avanzado nos tomamos tanto las cervezas navideñas y de invierno con turrones y todo de por medio… ¡Bienvenidas sean las excusas para pasarlo en grande! ;-)

De las siete cervezas previstas la primera elegida fue la estadounidense Blue Mountain Blitzen, quizás la elaboración que menos expectación había levantado antes de probarla pese a ser una Bière de Noël fermentada con la levadura de la trapense Rochefort. En nariz sorprendió muy gratamente, con notas a dubbel belga, algo de caramelo, regaliz, un punto de galleta, y en boca, sin ser ninguna cerveza arrolladora ni despampanante sedujo a todos por su logrado equilibrio y su bien escondido alcohol, características propias de las reputadas trapenses belgas a las cuales recordaba muy mucho en cada trago.

Continuamos con el irreverente pero al mismo tiempo venerado Dany Prignon y sus “fantasmagóricas” elaboraciones. La primera de las dos que tomamos durante la velada fue la Fantôme Hiver, con una nariz realmente muy cítrica, recordando a lemongrass, también limón y un punto vegetal como a hoja de cilantro. En boca el protagonismo se lo llevaban las especias como el clavo, el coriandro, también un punto anisado, y por supuesto nuevamente los cítricos como el limón, aportando una acidez marcada aunque no excesiva. Una cerveza muy fresca y con un cojunto muy bien trabajado. Fue una de las que más elogios recibió de la noche.

Proseguimos la sesión con la Fantôme Noël, una cerveza que aún habiéndola probado anteriormente no tenía excesivos recuerdos pero esperaba que se acercara más al carácter “navideño” de la cata que las anteriores. En este caso vestía como la Blitzen, con un color marronáceo en este caso coronado por una espuma muy endeble y que no tardó en desaparecer como en su hermana Hiver. En nariz estaba bastante más apagada destacando algunas notas a fruta desecada como pasas, un punto a caramelo y ligeramente también a canela. En boca tomaba protagonismo el alcohol, dando una calidez mucho más notable (10% alcohol), y dejando un trago algo desequilibrado, con un punto amargo particularmente notable al final del trago. No disgustó, pero tampoco entusiasmó, ni mucho menos.

Dejamos Bélgica y volvimos a cruzar el Atlántico para probar la canadiense Charlevoix Hibernus, la cual nos regaló un aroma bastante particular que entre los asistentes terminamos encasillando en algo así como a notas de jarabe de arce y miel de brezo, algo floral. En boca ofrecía esos mismos recuerdos aunque sumándole caramelo quemado y una ligera calidez, mucho más integrada en el conjunto que en la Noël anterior. Una elaboración muy particular, gustó pero sin florituras excesivas.

Como si de partido de tenis se tratara, retornamos a Bélgica y más concretamente a Flandes, morada de la Struise Tsjeeses Reserva Bourbon, una elaboración en la que las notas a este destilado no fueron tan prominentes como cabría esperar al dejar la cerveza seis meses en estas barricas. Las notas a madera (pero más bien a madera cruda) sí aparecían, junto con un conjunto afrutado y dulce, muy equilibrado eso sí, y con un ligero punto amargo consiguiendo un trago contundente pero no agresivo.

Volvimos a saltar de continente esta vez para ir a los Estados Unidos, más concretamente a California, donde se produce otra de las claras triufadoras de la noche como es la Port Brewing Santa’s Little Helper. Se trata de una Imperial stout suntuosa y que iba ofreciendo más y más notas a medida que iba tomando temperatura. Cacao, regaliz, torrefactos, café, pasas, un punto ahumado… Ni rastro del alcohol y con una textura no excesivamente sedosa y más cercana a algunas británicas del estilo, pero tremendamente disfrutable. Un copón para disfrutarlo con mucha calma.

Y volvimos a Bélgica nuevamente con laDubuisson Bush de Nuits, elaborada con la base de la Bush Noël pero envejeciéndola durante seis meses en barricas de vino Borgoña del viñedo Nuits St. Georges. En nariz dominaban las notas a vino tinto y madera, además de un notable punto de acetona, vainilla, caramelo y frutos rojos. En boca volvían los recuerdos derivados del vino y la madera, frutos rojos y uva tinta, con una marcada acidez y astringencia y el elevado alcohol muy bien escondido. Reconozco que esta casa no me entusiasma con algunas de sus elaboraciones excesivamente alcohólicas pero ésta me sorprendió gratamente…

Después de ésta llegó el “extra-time”, momento en el que Quique se sacó de la manga una de sus creaciones caseras, concretamente la Mitja Galta Estrella, una cerveza de navidad especiada con canela, clavo y anís estrellado que sorprendió gratamente a todos, e incluso varios coincidimos en que perfectamente podría competir con holgura con muchas elaboraciones locales por el estilo que hay en el mercado.

También sobre la bocina en este caso “la casa” pusimos de nuestra bodega particular una botella que teníamos guardada de Affligem Christmas y cuya fecha de consumo preferente vencía en 2009. Más que ganas le teníamos respeto, la verdad, incluso diría que miedo por el daño que pudiera haberle hecho el tiempo a una cerveza producida por una casa como tal. Pero cual fue nuestra sorpresa al ver en primer lugar la notable espuma que formó, y luego que tanto en nariz como en boca las esperables notas oxidativas se limitaban a recuerdos muy vagos y completamente integrados en un conjunto en el que destacaban sobretodo las notas a caramelo, pasas y fruta escarchada, sin rastro del alcohol. Una gratísima sorpresa.


Y para cerrar definitivamente la jornada también Quique volvió a hacer de las suyas con una elaboración extrema (marca de la casa), Mitja Galta Hiel, una “cerveza” (por llamarla de algún modo) con 20º de alcohol y 3000 IBUs (algunos más…) que pese a estar lógicamente muy desequilibrada y dejar la boca más encogida que un sorbo de aguarrás, no tenía ni rastro de alcohol. Interesante elaboración como curiosidad que fuerza los límites a los que estamos acostumbrados.



Y con este último experimento cerramos una velada estupenda entre amigos con las cervezas navideñas y de invierno como protagonistas. Nuevamente quedó patente que el apelativo “navideño” es más un signo de la época en/para la que se producen estas cervezas que verdaderamente cervezas con unas características estilísticas muy constreñidas.

Las cervezas de la velada.

Foto de grupo.

Como comentaba más arriba, entre todas brillaron con luz propia la Fantôme Hiver, la Port Brewing Santa’s Little Helper y la Bush des Nuits. Ahora, a ver lo que nos depara la próxima frikicata, pero hasta entonces…

Salut!