#LaRonda 30: Festivales y ferias cerveceras.


Cuando faltan pocos días para cerrar este mes de febrero quiero compartir mi aporte a la trigésima edición de #LaRonda en la que Iker, del blog Cervecerías de España, nos convoca a opinar sobre los festivales y las ferias cerveceras, la situación que viven actualmente este tipo de eventos, de donde venimos y hacia donde vamos, qué puede mejorar, etc.

Antes de entrar en el tema reconozco que a principios de semana tenía listo un “tocho” desgranando diferentes aspectos pero justo ayer releyéndolo me dije: ¿realmente las ferias y los festivales merecen tanta reflexión por parte de alguien que únicamente debería preocuparse por ir a pasarlo bien alrededor de unas cervezas?

Que sí, que está muy bien exigir como consumidores que nos den ferias excelentes en organización, con un cartel larguísimo de cerveceros y cervezas, que se presenten novedades interesantísimas, eventos paralelos realmente atractivos, todo ello a precios populares… Todo ello es genial, ¿pero de veras nos creemos que el 90% de la gente que asiste a una feria quiere todo eso? Bueno, seguramente eso de los precios populares sí, pero sobre todo lo demás no estoy tan seguro…

Foto de la Mostra de Mediona tomada de aquí.

Creo que en ocasiones no vemos más allá de nuestro ombligo y pensamos que nuestra realidad es la misma realidad aplicable al grueso de la población que recién se acerca a la cerveza o que incluso siendo consumidores habituales no quieren una feria como la que nosotros exigimos desde un punto de vista “friki” o tampoco del de un profesional que vive de ello. Sin duda un organizador de una feria/festival que se precie debe tener a este público en cuenta, pero hay vida más allá.

Quizás el problema venga de vivir esta realidad actual que nos impulsa a hacerlo todo con prisas, sin importar nada más que el instante y lo que tenga más de 10 minutos ha quedado en el olvido, sin ser conscientes de que nuestra realidad cervecera es aún demasiado joven, que todo esto es un proceso lento y trabajoso que necesita de un tiempo para que todo se asiente y vayan surgiendo nuevos eventos que cumplan las expectativas de los que buscamos algo más allá. Mientras tanto ¿es realmente un problema que haya una feria sin grandísimas expectativas en cada pueblo y en cada fin de semana desde ya mismo hasta pasado los meses más cálidos?

Personalmente en 2014 solamente fui a dos eventos, el BBF y Mediona. ¿Las razones de ello? Vivir lejos de cualquier feria medianamente atractiva y no disponer de todo el tiempo que quisiera. Parecerá obvio, pero con esos hándicaps uno no puede ir saltando de feria en feria cual ficha del juego de la oca, por todo el dinero que implica en desplazamientos, alojamientos, comida…

Además, el mercado que tenemos hoy en día está tan vivo que a los pocos días tenemos las novedades de esas ferias en las estanterías de cualquier tienda. Por ello, si incluso eres un “beer-hunter” y puedes tomarte la misma novedad en tu casa en lugar de hacerlo de pie y con las prisas de querer probar la mayor cantidad posible de novedades interesantes, ¿qué sentido tiene una feria?

Desde el punto de vista del consumidor, que es para lo que creo se nos convoca en esta Ronda, mi opinión es que una feria no sirve ni más ni menos que para pasarlo en grande, para divertirse con la cerveza como pretexto, para ver a viejos amigos y conocidos sean o no del mundillo, y nada más… ¡Que no es poco! De este modo, tantas y tantas ferias pequeñas que siguen el ejemplo de pueblos tan pequeños como Mediona o el Esparto en Sesma son un exitazo y la gente disfruta como enanos y quieren repetir.

Las ferias que lo crean conveniente podrán profesionalizarse (¡bienvenidas sean también!) pero en lugar de querer quitar ferias y obsesionarnos por centralizar y profesionalizar todo pensando solamente en una minoría que busca algo muy específico, quizás deberíamos dejar por un lado que esas ferias pequeñas sigan su curso para el disfrute de muchos que no tienen más pretensiones que pasarlo bien, y por otro lado pensar en complementar (y no sustituir) esta oferta ya existente con eventos más profesionales que tanto escasean en la península copiando el ejemplo del Barcelona Beer Festival.

Foto tomada de aquí.

Hasta entonces, y cual tortuga que vuelve a la misma playa que le vio salir del huevo, volveré a Mediona todos los años que pueda o me lanzaré a conocer cualquiera de esas otras ferias pequeñas que tan buena pinta tienen y en las que seguro el contenido del vaso es otro componente más del disfrute.

Salut!