Mi particular 8º #FFdA.


El fin de semana pasado celebrábamos la octava edición del Finde Fondo de Armario (#FFdA), la genial iniciativa orquestada por l'amic JoanBirraire , quien nos invita dos veces al año a que revisemos el fondo de nuestra bodega para que con esta excusa podamos dar salida a algunas de esas cervezas que llevan demasiado tiempo (expresamente o no) acumulando polvo.


Para esta octava edición, y por circunstancias que no vienen a cuento, no teníamos cerca nuestra querida lumbre de por medio, un clásico siempre en estos “saraos” como podéis ver aquí, aquí o aquí. Por suerte, y tras rebuscar un poco, finalmente encontré una candidata ideal para suplir con suficiente “calor” esta carencia.


Como podéis ver en la foto, la cerveza elegida fue la belga Struise Black Damnation VIII S.H.I.T., una cerveza cuyo nombre liga con el número 8 de la convocatoria, como también lo hizo la Struise Pannepeut 2007 en el séptimo FFdA.

SHIT en realidad son las siglas de Supreme Hoppy Intensive Taste, un peculiar y “marketinero” juego de palabras (“shit” significa, entre otras cosas, “mierda” en inglés) , algo que muchos, entre los que me incluyo, seguramente tacharíamos de arrogante y pretencioso de no ser (y aquí ya no hablo en condicional) porque detrás está Struise. Y es que estaréis conmigo en que el nivel de tantas cervezas subiditas de octanaje de estos “avestruces flamencos” hacen que uno olvide toda esa verborrea e incluso su precio algo excesivo una vez nos centramos en el contenido de la copa.


Como todas las Black Damnation, estamos frente a una mezcla (“blend” para los más “moernos”) entre Black Albert, una de sus reconocidas Imperial Stout, y Elliot Brew, una Imperial IPA que elaboraron junto con Mikkeller por primera vez hace ya algunos años. Y todo ello junto y revuelto se envejece en barricas de Bourbon. Ahí es na' ;).

A priori esta especie de Imperial Black IPA (si me permitís rizar el rizo así con esta Imperial Stout corpulenta con marcado carácter lupulado) no debería ser la candidata ideal para envejecer. Conseguí la botella en febrero de 2014 tras no pocas discusiones con la almohada y una vez llegada a mi bodega quise asumir el “riesgo” de guardarla un tiempo porque en lugar de bebérmela así como así prefería guardarla para una ocasión especial, y también porque quise creer que sus nada despreciables 12% de alcohol y toda su densidad envolverían la lógica evolución del lúpulo.

Finalmente, este pasado fin de semana, tras un año y 9 mesecicos de guarda, le llegó la hora del “descorche”.


En copa ofrece el esperado color negro impenetrable, coronado por una atractiva espuma beige, que al poco termina quedando en una capa compacta de un dedo y de buena retención. En nariz despliega sobre todo notas torrefactas y café, algo de cacao y también caramelo quemado y regaliz. Ya en boca posee una textura muy cremosa, con una carbonatación de burbuja finísima y aparecen muchos recuerdos a café intenso y amargo, un punto leñoso, chocolate negro, notas licorosas que recuerdan vagamente al bourbon (aunque bastante menos de lo que esperaba), también un ligero punto metálico, ligeramente dulce aunque bien contrarrestado por el lúpulo. Ni rastro de sus 12% de alcohol, muy bien integrados y aportando calidez y densidad. En definitiva estamos ante una cerveza muy intensa y algo extrema, para tomar con calma.

En cuanto a la guarda personalmente opino que le ha sentado sorprendentemente bien. Pude probarla previamente en verano de 2014 y aunque entonces me pareció también buena, lo cierto es que que con la guarda la idea de que todo el lúpulo aportaría sensaciones poco agradables al final fueron temores infundados.

Y hasta aquí mi particular aporte al 8º #FFdA. Dar las gracias a Joan por esta excusa bianual y esperaremos con ganas la llegada de la 9ª edición, ya con el calor de junio de nuevo entre nosotros.

Hasta entonces…

Salut!